¡Está bien, está bien! Sé que a muchos les importa el asunto de ser una nación independiente. Pero veamos esto con la mayor sencillez. Para ello les invito a hacer un ejercicio imaginario: Piensen que pueden salir del globo terráqueo y por un momento observar la tierra en su constante giro…allí ¡chiquiiiitica como una pelota de béisboll y la gente…digamos…como hormigas. Ud. observa a unos matándose con otros porque piensan que un área de la superficie de la pelota les pertenece. Matarse suena con cierto eufemismo para describir un acto tan despiadado; prefiero ser más descriptivo: se sacan las tripas con machetazos, se abren los rostros y las cabezas y los ojos son vaciados como gelatinas al ser atravesados por espadas. Un soldado piensa: yo no quiero matar a nadie; pero tiene que hacerlo para sobrevivir. Y como su corazón está tan dolido por ese joven que mató, se descuida y siente un hachazo sobre su cabeza mientras observa, apenas por segundos, su sangre correr por su cuerpo. Mientras, su jefe, lejos del fragor de la batalla, el héroe de la patria exclama: “Compatriotas: ¡Luchen y derramen su sangre por la libertad “
Sólo así, con esta crudeza se puede entender algo tan descarnado como la guerra porque no es lo mismo leer la Historia o algún periódico reportando que se halló a un hombre asesinado, que para sus seres queridos imaginar el dolor y el tiempo detenido de los instantes vivos por los que pasó su deudo mientras luchaba por su vida y después mientras se desangraba hasta morir.
Cuando pienso en lo absurdo de la guerra, generalmente iniciada por uno que involucra a otros que, generalmente no quieren matar a nadie, me digo: esto podría justificarse entre habitantes de dos planetas…¡pero de la misma tierra…!. Y más absurdo se torna el asunto cuando las muertes son ocasionadas por habitantes de un mismo país; sacrificando a sus hermanos en actos terroristas en nombre de la justicia y la libertad…¡No entiendo Dios mío, ¡no entieeeeennnnndoooo! . me pregunto ¿qué acto de amor o patriotismo o qué ocho cuartos puede conducir a unas personas a matar a niños, jóvenes y ancianos tras el detonar de un explosivo. Sigo sin entender.
¿Saben?: he llegado a la conclusión de que todo esto es un asunto de orgullo y soberbia, desvirtuados. Es decir: el argumento del patriotismo o como se le llame al tema que a la luz de la conciencia, justifique una matanza, quedó muy lejos allá en el título del capítulo y lo que mantiene la ira y el deseo de aniquilación es el combustible de cada día por el acto “de que fui objeto ayer”. Quiero que me entiendan: es un asunto de “presentes continuos” una cadena de resentimientos recíprocos. ¿Les demuestro que es así?. Pues si así no fuera, todavía los países hispanoamericanos odiarían (no me incluyo en asuntos de odio... ni en ejemplos) a España. Un chiste más contemporáneo pinta muy bien lo que digo: el del individuo que agarró a golpes a un español, sin razón aparente y al preguntársele por su actuar, dijo que fue por venganza ante la matanza de los suyos ocasionada por los realistas. Y cuando se le dijo que eso pasó hace siglos, él respondió: ¡Ah! Lo que pasa es yo me enteré ayer.
¿Se imaginan a los americanos todavía peleando contra los japoneses o los judíos maldiciendo a los alemanes de hoy por las atrocidades de Don Adolfo?. Pues, terminarán de entenderme el planteamiento cuando les pregunte en qué hora, en qué día, en qué mes y en qué año preciso, el tiempo borró de esas memorias cualquiera de esos rollos. Pues, es exactamente lo que trato de ilustrar con el símil de la pelota y ud. mirándola girar, con la gente como hormiguitas echándose plomo mientras escucha (con los decibelios de las hormigas): ¡Libertad, libertad, libertad!.
Recuerdo cuando mi esposa y yo éramos novios.Una vez nos peleamos y la vi sufrir y me dolía (hay quienes gozan con las “peleas románticas” Dicen, por ejemplo, ¿quién es ese tipo con el que estabas hablando. ¡quién, quién, quién? ¡Pues ahora me voy! Y la novia alimenta al mentepollo: ¡No mi amor, no te marches, mientras, a lo lejos, se escucha una canción de despecho y el mentepollo se mete en una cantina a libar licor).
Sigo con lo de mi esposa pues yo no era el mentepollo éste: Pues desde esa vez hicimos un pacto que yo propuse: Pasara lo que pasara entre nosotros, jamás me iría molesto y que si así fuera, seguro estaría al día siguiente para seguir abordando el impasse hasta que desapareciera. Y así fue.
Cuando veo uno de esos conflictos interminables: un paro, una huelga, una guerra civil, un tiempo ¡laaargo! de guerrillas, me digo. Si yo como el que ve desde afuera la pelota (la tierra) le doy vueltas y vueltas para acelerar la relatividad y me encuentro más adelante en este juego de espacio-tiempo, con que lo que existía antes, tras unas cuantas vueltas, ya no existe. Entonces me digo: uno debería acelerar las voluntades y no el tiempo; así decir: Señores, seamos sabios y detengamos el combate. Esto algún día se acabará…pues que hoy sea ese día.
No sé si ahora me entienden o los enredé más.
¡Bueno! Dejemos este tema hasta aquí
